“Cada día vengo a trabajar con más alegría”
Fernando, el del Rosma, toda una vida detrás de la barra
Muchos años atendiendo a jóvenes estudiantes del Instituto Augustóbriga de Navalmoral llenan de satisfacción a Fernando Luengo Moreno. Más de cuarenta años al frente de la cafetería de este centro educativo donde ha disfrutado y se ha impregnado de la alegría y la vitalidad de todos los alumnos que han pasado por allí
Una día de Nochebuena, de hace ya 73 años nació Fernando Luengo Moreno, conocido por todos como Fernando, el del Rosma, y ya lo hizo casi detrás de una barra. Años entregados al mundo de la hostelería, unidos a su afición por el fútbol. Tanto es así que como el propio Fernando Luego cuenta a Guía de Navalmoral “el día que lo deje no sé qué voy a hacer. No estoy jubilado ni tengo ganas. Ésta es mi vida”.
Más de 40 años. Toda una vida rodeado de jóvenes, de estudiantes del Instituto Augustóbriga de Navalmoral de la Mata desde que empezó en 1971, año de inauguración del centro y “recuerdo que dábamos más de 200 comidas”. Se le ilumina la cara al rememorar las vivencias en la cafetería del instituto hace ya muchos años. “Antes el alumnado era auténtico, eran más mayores. Se hacían muchas fiestas, el Día del Centro, teatros estupendos. Actividades donde participaban alumnos y profesores”.
Recuerda las papeletas a 1 peseta que los alumnos vendían para poder irse de viaje de Fin de Curso. “Recaudaban así dinero para la excursión y al ganador de la papeleta yo le regalaba un cubalibre”, dice con una sonrisa.
“Son tiempos muy diferentes”, asegura. “Ahora el trabajo con los jóvenes es mucho más difícil, por parte de los alumnos, de los padres y de todos. Es más complicado”. Lo comenta con cierta nostalgia quizás, pero tras muchos años de experiencia no duda en reconocer la realidad. “Duele decir que la situación ha cambiado a peor, porque no hay respeto actualmente”. Aunque también asegura que hay estudiantes buenísimos, “para quitarse el sombrero”. 
“Es muy diferente también porque ahora los alumnos entran con menor edad. Me causa impresión porque son niños muy pequeños. Muchas veces hay que hacer de padre, de abuelo, de tío. Yo me vuelco con ellos”, explica.
Entre risas destaca que “hay algo que no cambia nunca, tengan la edad que tengan y haya pasado el tiempo que haya pasado a todos los estudiantes les encanta o recuerdan con cariño el bocadillo de tortilla de patatas de la cafetería del instituto”.
Después de haber conocido y atendido a miles de alumnos y a cientos de profesores, Fernando Luengo cuenta con ilusión cuando le ven por la calle “y me recuerdan y lo hacen con cariño. Personas que se han ido con 18 años y ahora los ves con 30 o 40 y me dicen, tú eres Fernando. Se me pone la carne de gallina”.
Buenos recuerdos
El trabajo en hostelería lo inició “por necesidad”. Como explica “en los años 52-53 empecé en el Casino de botones. No ganaba nada de sueldo. Sólo me compraban el traje y me calzaban”. Tras sus años como botones “echando sus braseros”, pasó a la barra, de la que hoy aún no ha salido. Tras el Centro Moralo continuó su aprendizaje y su dedicación en la Taberna del Moyano, en el bar Marvi, y también en Playa de Extremadura.
Y casi 20 años después, en 1970, él, junto a miembros de su familia, su cuñado Daniel, su hermana y su mujer abrieron su propio negocio, el conocido y emblemático “bar Rosma”. “Fueron unos años muy buenos, con mucha gente”, explica, “la cocina era muy casera y eso a los clientes les gustaba”.
Muchas experiencias vividas, muchos clientes atendidos y mucho trabajo invertido dando un buen servicio. “Los años en el Centro Moralo son los que recuerdo con más cariño porque son los que me han enseñado a ser persona, a respetar. Ha sido mi escuela en la vida. Yo no he ido al colegio, así que lo he aprendido todo detrás de la barra”, asegura.
Cuando se le nombra el fútbol, también Fernando Luengo esboza una sonrisa. Una sonrisa de aficionado, de amigo y de compromiso hacia el Moralo. Ha vivido los mejores momentos del Club, y los no tan buenos involucrado como un gran aficionado, “fui de la Directiva pero del Moralo B, y “siempre con ilusión. Ahora ya no veo el fútbol, no voy. A veces he tenido el gusanillo, pero ya estoy apartado del fútbol”. Pero en su mente y en su experiencia permanecen los años en que el Bar Rosma fue sede del Moralo C.P. “yo hacía 300 y 400 abonos allí”, destaca.
Al pie del cañón
Fernando Luengo continúa detrás de la barra, ésa que fue su escuela y su casa durante tantos años. “Cada día que pasa vengo con más alegría”. Cuenta con el apoyo de su familia, siempre trabajando en equipo.
Y vuelve la vista atrás, ahora ya en el siglo XXI y no duda en admitir que “la hostelería es ahora mucho más fácil. Antiguamente los barriles de cerveza eran de madera, había que pincharlos con la garrafa de ácido al lado. Darle la presión adecuada con mucha precaución”. Tuberías de plomo, serpentiles de alumnio, sal gorda que junto al hielo machacado servían para enfriar…, y tantas, tantas cosas que hoy ya son más fáciles. “Hoy tienes lavavajillas”, afirma.
Sus ojos se tornan en admiración cuando nombra a Leandro Madrigal. “Fue mi maestro, es el que me lo ha enseñado todo. Todo lo que te decía era por tu bien”.
Con su buen hacer, su experiencia, sus sonrisas, sus consejos y sobre todo, su saber estar, Fernando Luengo sigue atendiendo detrás de una barra, la del Instituto Augustóbriga de Navalmoral, donde ha vivido muy buenos momentos, y donde ha hecho disfrutar con sus cafés, refrescos, golosinas, comidas y como no, bocadillos de tortilla de patatas a miles de estudiantes durante cuarenta y cinco años.
8 Comentarios en “Cada día vengo a trabajar con más alegría”
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#1- Sergio Avila
Después de muchos años viajando x toda España y habiendo probado tortillas de todo tipo en bares, tascas o restaurantes con estrellas, con o sin cebolla, rellenas de variedad de cosas. A día de hoy la mejor que he probado es la de este señor!
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#2- Una antigua alumna
Hace 6 años que acabé el instituto y aún me acuerdo...¡Menudos bocadillos de tortilla! Mejores que los de mi madre :)
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#3- juan maria hoyas
Hace ocho años que me marché de ese instituto y aún me acuerdo de ese señor. Tenía un no sé qué especial.
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#4- loubna
Una persona genial que se merece el premio nobel ! hace 7 años que ya no esty en navalmoral pero esa persona me marcó muchísimo con su alegría con su trato inimitable y su bondad !!! todo lo que diga no es suficiente ! y que alegría verlo y pedirle un bocadillo de tortilla o una bolsa de jumpers ! ??
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#5- mustapha
La verdad es un personaje,hay cosas que merecen recordar con la gente buena
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#6- Sara Jimenez
Todavia recuerdo el olor en el pasillo del bar a tortilla. Fernando junto a su mujer nos cuidaba como bien dice él. Y ahora tengo la satisfación de que mi hijo haya podido conocer a una gran persona que despues de cuidarnos a nosotros tambien cuide a nuestros hijos. Gracias por tu dedicación Fernando
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#7- Boyinsummer
Cuatro años desde que me fui de aquellos pueblos y sin duda alguna tanto Fernando como María siempre estaban pendiente de todos y de cada una de las personas que pasaban por sus manos, estupendas personas, dignas y trabajadoras.
Un abrazo enorme!
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#8- José Antonio
Tengo 55 abriles , salí del instituto de Navalmoral con 17, cada vez que me acuerdo y vuelvo por Navalmoral, voy a ver a Fernando y a Toñi, me reciben con una alegría y un entusiasmo como si de mi familia se tratara, son increíbles , buena y noble gente donde los haya, un abrazo y un beso para Toñi,dechocolate
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