¿Molestamos en este país?
Interesante reflexión del Primer Teniente de Alcalde, Iñaki Rodríguez, en La Gaceta del Arañuelo, sobre el futuro de Navalmoral
A colación de las últimas noticias recibidas respecto del complejo Isla Valdecañas, muchos del Campo Arañuelo nos hacemos esta pregunta. Nuestros agricultores cultivan un producto en constante tela de juicio, la principal industria de Extremadura no encaja en el modelo energético y una de las propuestas turísticas de mayor envergadura de esta puerta a la región es, al parecer, inviable porque salvar cualquier especie, que no sea la humana, es lo prioritario según el estatus que nos hemos dado como zona europea de protección ambiental.
No es de extrañar que estén calando discursos alejados del acervo normativo y del modelo institucional actual, puesto que es desalentador oír constantemente que nuestras actividades productivas y de empleabilidad no valen.
El profesor Julián Mora viene defendiendo desde hace años que el modelo territorial extremeño es el culpable. Sin caer en la autocomplacencia, en mi opinión ésta responsabilidad o corresponsabilidad es de carácter nacional, ya que para diseñar una estructura territorial que garantice el desarrollo de la población en su conjunto, es preciso contar con la plenitud competencial y financiera. O ¿Acaso la red ferroviaria no es una muestra de ello?
No obstante, y como de diagnósticos estamos sobrados, nos merecemos reafirmar nuestras ventajas y oportunidades, no de Navalmoral, sino del enclave «noreste extremeño».
En este sentido, es preciso recordar que Navalmoral de la Mata y su entorno próximo se ubican en una llanura por la que ha venido transcurriendo históricamente elementos de vertebración del territorio como la cañada real de Madrid a Portugal, el ferrocarril, la Nacional V o las autovías A5 o EXA1.
Nuestra posición geográfica, el contexto físico y las infraestructuras generadas hacen que esta zona se convierta en la más accesible de Extremadura respecto al resto de municipios de España, tal y como ha confirmado recientemente el profesor José Antonio Gutiérrez y su grupo de investigación de la Universidad de Extremadura.
Esta situación privilegiada se considera una de las principales causas de desarrollo de nuestro municipio, habiéndose canalizado a través de diferentes estructuras que han encontrado sinergias entre sí, como pudieran ser la centralización de servicios administrativos, la generación de áreas comerciales o la creación de diversos espacios industriales limitados.
Desde mi punto de vista, estos usos y actividades han venido teniendo un crecimiento espontáneo fruto del esfuerzo de agentes públicos y del ámbito cultural, social y empresarial de Navalmoral. Y con esto quiero decir que, hasta la ideación del Parque Industrial Norte de Extremadura, no ha habido una estrategia global que tenga como elemento fundamental de especialización y progreso el aspecto territorial y geográfico de nuestro entorno.
A mi juicio, esa estrategia global debe diseñarse atendiendo a cuatro elementos imprescindibles: el suelo industrial disponible de altas prestaciones, la multimodalidad, los recursos humanos y un entorno ventajoso a la inversión.
Refiriéndome al suelo disponible de altas prestaciones, cabe mencionar que una de las motivaciones que inspiró el Decreto 185/2008, por el que se aprobó el Proyecto de Interés Regional «Parque Industrial Norte de Extremadura» fue precisamente la de capacitar a la región para poder ofrecer a inversores industriales suelo urbanizado de gran superficie, con todos los servicios o suministros cubiertos, garantizando la eficiencia de la actividad.
Esto no es una cuestión baladí, ya que no son pocos los ejemplos de «espacios» industriales creados ad hoc de actividades industriales instaladas atraídas por el precio del suelo en diferentes municipios y que, sin embargo, se han encontrado posteriormente con numerosas dificultades, que han mermado su crecimiento. Hablo de supuestos de déficit de urbanización, de necesidad de modificar parámetros urbanísticos, de ausencia de potencia eléctrica necesaria, de red de telecomunicaciones no apta para las exigencias del siglo XXI, de no disponibilidad de gas, de imposibilidad física y urbanística de ampliación de la planta, entre otras muchas.
Por lo tanto, se podría concluir que Navalmoral cuenta ya con un suelo industrial notable desde los enfoques cuantitativo y cualitativo, que nos permite dar certezas al inversor en la toma de decisión de implantación en nuestro espacio. En añadido, este suelo disponible de altas prestaciones y sirve, a su vez, para dar soporte a la otra gran pata sobre la que debe sostenerse la estrategia territorial y de futuro de nuestra comarca, esto es, la terminal ferroviaria o puerto seco.
Debemos tener claro que una buena gestión de una infraestructura multimodal es aquella que convierte a ésta en el principal motor de la economía local o comarcal, exprimiendo el efecto multiplicador de la atracción de actividades logísticas e industria transformadora con un elevado potencial exportador. A la suma, todas aquellas empresas que den servicio a las existentes.
Efectivamente, en pocos meses Navalmoral contará con una terminal ferroviaria y con ella una plataforma multimodal que conecte diferentes tipos de transporte. Esto debe favorecer el acarreo hasta los puertos marítimos, donde se concentra el 80 % del transporte de mercancías a nivel mundial. Hasta el momento, nuestra única posibilidad es el transporte por carretera con un coste de 0,98 € de tonelada por kilómetro, según el Observatorio de Mercado del Transporte de Mercancías por Carretera, frente al 0,028 del ferrocarril. No es de extrañar que esta desventaja esté suponiendo un lastre importante para la implantación de nuevas actividades.
La puesta en marcha de la terminal ferroviaria genera otra igualmente destacable oportunidad, como es la posibilidad de atender la demanda de los puertos marítimos, que necesitan desahogarse generando nuevas zonas de influencia a través de los corredores a los que están conectados, en nuestro caso el Corredor Atlántico.
A diferencia del Corredor Mediterráneo, el Corredor Atlántico no une puertos marítimos ya existentes, sino que vertebra la Comunidad Económica Europea favoreciendo la accesibilidad a los grandes mercados del centro europeo (París, Múnich, etc.), dando con ello, mayor valor añadido a su recorrido.
Pero todas estas ventajas no pueden separarse de otra realidad geográfica, nuestra posición central en la península ibérica. Nuestra ubicación y la red de infraestructuras existente y planificada es una cuestión decisiva para aquellas empresas que se sirven de materia prima repartida por todo el territorio nacional, así como para otras cuyos fines sociales prioritarios son el almacenaje y la distribución.
En definitiva, no habrá otra apuesta más segura para el futuro de nuestra comarca que la que ya se ha conceptualizado e iniciado de la Plataforma Logística y Centro de Producción en el Parque Industrial Norte de Extremadura, enmarcado dentro del Corredor Atlántico. Y no habrá mejor apuesta por nuestro entorno que todas aquellas iniciativas que den transversalidad a este concepto desde el ámbito de las infraestructuras transnacionales, la capacitación de una ciudadanía tremendamente trabajadora y con una intervención pública que tenga en consideración nuestras limitaciones como región, al haberse priorizado la reserva de espacios protegidos.
A mi parecer y dada la situación en la que nos encontramos, la intervención pública debe sobrepasar a la política de incentivos a la inversión privada o de financiación o participación en su capital social, hacia la idea de los que algunos denominan Estado Emprendedor, es decir, como aquella que es capaz de generar actividad productiva pública donde lo privado no es capaz de llegar y que ha obtenido muy buenos resultados en otros momentos (Cetarsa). En cualquier caso, se trata de permanecer en nuestro territorio, porque está lleno de oportunidades.
Iñaki Rodríguez Jiménez
Primer Teniente de Alcalde. Concejal de Emprendimiento del Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata
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